El primer error consiste en confundir actividades con objetivos. Es esencial comprender que los objetivos deben ser claros, específicos y orientados hacia la generación de conocimiento nuevo. No deben confundirse con las acciones que se llevarán a cabo durante la investigación. Por ejemplo, en lugar de establecer como objetivo “realizar entrevistas a 50 personas”, es necesario formular un objetivo que refleje el propósito de la investigación y el conocimiento que se espera obtener a través de esas entrevistas.
El segundo error se relaciona con la construcción de objetivos que no son producto de una indagación sistemática. En otras palabras, estos objetivos se basan en la imaginación o la reflexión, en lugar de una búsqueda metódica de conocimiento nuevo. Es importante recordar que los objetivos de investigación deben surgir de una investigación rigurosa y sistemática, y no simplemente de ideas creativas. Por ejemplo, “crear un nuevo método de enseñanza” puede ser una idea interesante, pero no es un objetivo de investigación, ya que no implica una búsqueda metódica de conocimiento nuevo.
El tercer error se produce al plantear objetivos que no implican una búsqueda o indagación, y que tampoco generan conocimiento nuevo, aunque resuelven un problema práctico. Es crucial comprender que la resolución de un problema práctico no siempre requiere el desarrollo de una investigación adicional. Algunas veces, el conocimiento existente puede ser suficiente para abordar el problema. Por lo tanto, los objetivos de investigación deben centrarse en la generación de nuevo conocimiento, en lugar de simplemente aplicar el conocimiento existente para resolver problemas prácticos.
Formular objetivos de investigación de manera adecuada es fundamental para garantizar la generación de conocimiento nuevo y significativo. Evitar errores como confundir actividades con objetivos, construir objetivos basados en la imaginación o la reflexión, y plantear objetivos que no implican una búsqueda o indagación, es esencial para lograr una investigación rigurosa y de calidad. Al evitar estos errores, los investigadores pueden asegurarse de que sus objetivos estén enfocados en la generación de nuevo conocimiento y contribuyan de manera significativa al avance de su campo de estudio.
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